sábado, 1 de agosto de 2009

Enseñar con nuevas tecnologias... Libedinsky, Marta

En el ámbito docente es habitual encontrar, al menos, dos vínculos posibles entre enseñanza y tecnologías de la información. El primero de ellos es enseñar sobre esas tecnologías: supone la transmisión de temas y problemas vinculados con los libros, el cine, la radio, la televisión, las computadoras, etc. El otro vínculo es enseñar con nuevas tecnologías, lo que resulta indispensable para que, en este nuevo siglo, los estudiantes se transformen en operadores habilidosos y accedan a recursos actualizados. Lograr esa transformación es un desafío que llevará a los docentes a familiarizarse con las nuevas herramientas. Los resultados que obtengan en el aula tendrán relación con el grado de confianza que hayan adquirido en su manejo personal, con su dominio de los recursos que proveen máquinas, programas e internet, con el grado de conocimiento de los resultados que podrán obtener y con la utilización de medios adecuados de evaluación.
La tecnología: ¿objeto de estudio o herramienta?
Actualmente en la escuela, en las distintas áreas curriculares, se tratan temas referidos a las tecnologías de la información, tanto a las más nuevas como a las ya tradicionales. Por ejemplo, en Lengua, los docentes pueden enseñar temas interesantes y útiles sobre los medios: su historia, sus lenguajes, sus especificidades. En Tecnología, los docentes pueden introducir gradualmente vocabulario especializado sobre computación y los conceptos clave que permiten comprender cómo funciona una computadora. En Ciencias Sociales, los docentes muestran cómo el desarrollo tecnológico está estrechamente ligado a procesos políticos, sociales y económicos. Así, en varias áreas se desarrollan temas y problemas sobre las tecnologías que, en los distintos niveles del sistema educativo, se abordan como contenidos transversales. Este abordaje se centra en enseñar sobre tecnologías.
Por otra parte, es un hecho la inclusión de las tecnologías de la información más recientes en la escuela. Sus productos, como las computadoras, son herramientas que permiten acceder al conocimiento en general. Enseñar con las nuevas tecnologías resulta favorecido por el hecho de que el manejo de programas y productos informáticos resulta cada vez más accesible, de modo tal que, disponiendo de conocimientos y habilidades previas sobre la operatoria, es posible desempeñarse exitosamente sin necesidad de que medien períodos extensos de aprendizaje. Por ejemplo, para manejar un teclado de computadora son suficientes los conocimientos previos de escritura al tacto que algunos han adquirido en las escuelas comerciales muchos años atrás. Lo mismo ocurre con el manejo de una cámara de video: pueden transferirse, natural e intuitivamente, conocimientos previos de manejo de cámaras de fotos y videocaseteras.
Puede observarse, entonces, que la enseñanza y la tecnología se vinculan de dos modos: considerando a esta última como objeto de estudio o como herramienta para acceder a contenidos varios. En un intento de delimitar los alcances de estos vínculos posibles, Chris Bigun y Jane Kenway indican la conveniencia de que docentes y estudiantes aborden el aprendizaje de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación desde tres dimensiones: operacional, cultural y crítica.
La dimensión operacional atiende al desarrollo de las habilidades necesarias para utilizar computadoras, módems, redes, etcétera.
La dimensión cultural implica el ingreso gradual a una cultura que apoya la utilización de las computadoras para propósitos educativos
La dimensión crítica invita a docentes y estudiantes a preguntar y preguntarse sobre lo que se da como supuesto y naturalmente aceptado en relación con este momento de la cultura, es decir, abrir espacios para el cuestionamiento, promover el diálogo crítico, realizar análisis antes de actuar y disponer de tiempo y energía para conversar y discutir con colegas y estudiantes sobre la tecnología y sus usos.
Estas tres dimensiones pueden ensamblarse desde una concepción que invita a integrar las nuevas tecnologías al desarrollo curricular, enriqueciendo el acto de enseñar con nuevas tecnologías.
Hacer con nuevas tecnologías
Son muchos los docentes que enseñan contenidos de Formación Ética y Ciudadana apoyándose en el análisis de películas que tratan problemas sociales; otros docentes enseñan Geografía estimulando la visión crítica de fotografías de paisajes aparecidas en las revistas y otros integran noticieros de televisión, notas de revistas e informativos de radio al desarrollo de los temas de Lengua.
Algunos docentes también utilizan en sus aulas radiograbadores y videocaseteras o recurren a cámaras fotográficas y videograbadoras para registrar situaciones interesantes en viajes de estudio y excursiones al campo.
Estas acciones, que implican un uso creativo y fecundo de los productos tecnológicos, se enmarcan dentro de un hacer que utiliza las nuevas tecnologías con un propósito didáctico: rescatar las producciones de la ciencia y la cultura, integrándolas en el desarrollo de las actividades escolares.
En esta línea pedagógica, enseñar con las nuevas tecnologías de la información significa incorporarlas en las áreas curriculares con fines específicos. Las aplicaciones son múltiples, lo que no significa que, necesariamente, haya que asociar el uso de tecnologías a todos los temas o contenidos. Sin duda, habrá prácticas que se beneficiarán con esta incorporación y otras a las que no conviene asociar con esta modalidad.
Dentro de las prácticas educativas que pueden ser sin duda enriquecidas con el aporte de las nuevas tecnologías se destacan las investigaciones escolares. En ese marco, con el fin de obtener información, puede usarse Internet para consultar portales educativos, diarios en línea, revistas electrónicas, museos virtuales, hemerotecas digitales, bibliotecas virtuales u otros sitios que reúnen y clasifican información útil para desarrollar dichas investigaciones.
También pueden hacerse consultas directamente a expertos en un determinado dominio del conocimiento utilizando el correo electrónico. En ocasiones, los expertos consultados podrán ofrecer explicaciones pertinentes y ejemplos esclarecedores, y señalar experimentadamente los puntos críticos de un problema orientando, de este modo, la atención de los estudiantes. Esta información deberá ser procesada luego para arribar a resultados significativos.
El correo electrónico también puede ser utilizado por los estudiantes para intercambiar las diferentes versiones preliminares de un trabajo elaborado en equipo, es decir, para promover lo que los investigadores denominan aprendizaje cooperativo.
Para presentar los resultados de la investigación desarrollada pueden utilizarse los procesadores de texto y otro tipo de programas que permitan elaborar presentaciones animadas y estructuras de hipertexto. Las representaciones visuales concretas ayudarán a que los alumnos demuestren que han comprendido procesos, conceptos, y relaciones entre conceptos y principios. La publicación de los trabajos de los estudiantes en internet supone también la habilidad para construir documentos web no lineales, es decir, estructurados en red.
Los docentes serán quienes monitoreen los procesos de desarrollo de las investigaciones, para asegurar que las decisiones que los alumnos han tomado para comunicar los resultados de su trabajo son las apropiadas.
Los docentes saben por experiencia que no se es mejor cocinero por leer los recetarios completos, que no es posible mejorar nuestro uso del vocabulario leyendo el diccionario enciclopédico desde el principio hasta el final, y que tampoco se es mejor investigador por leer los libros de metodología de la investigación completos: se aprovechan óptimamente estos materiales cuando se sabe recurrir a ese tipo de obras en el momento necesario. Del mismo modo, las nuevas tecnologías, en tanto herramientas intelectuales y materiales, podrán ser utilizadas por los alumnos con destreza en el marco de una actividad en la que aquellas tengan sentido. Sólo así los alumnos aprenderán a operar con las computadoras, seleccionando rigurosamente los criterios de búsqueda de información y refinando paulatinamente sus habilidades, tanto en la identificación de descriptores, palabras o expresiones clave que les permitan acceder a la información que necesitan obtener, como en la selección de las modalidades de composición de la información que quieran comunicar. Sólo a través del uso inteligente y pautado de las herramientas podrán consolidar estrategias de investigación cada vez más sofisticadas, precisas y exitosas.
Evaluando el uso de internet: investigar no es imprimir
Los docentes, en la actualidad, se lamentan porque muchos alumnos creen que han desarrollado una investigación escolar de calidad cuando encuentran en internet información, la bajan a sus computadoras, la imprimen, la encarpetan y la entregan.
Este problema puede solucionarse de diversos modos. Uno de ellos consiste, en primer lugar, en que los docentes seleccionen para los alumnos
temas específicos para ser investigados; esto es lo que los investigadores denominan objetos de conocimiento estrechos, bien identificados, bien "recortados".
En segundo lugar, el docente podrá explicitar antes del inicio del trabajo la cantidad y la calidad de la información que los alumnos deben reunir y cuáles serán los criterios con los que se evaluarán las investigaciones. Asimismo, será imprescindible entrenar a los alumnos en la identificación de sitios que ofrezcan información precisa y rigurosa para que puedan evaluar por sí mismos la pertinencia de la información reunida.
Otro aspecto a tener en cuenta es la capacidad de los alumnos para trabajar en grupo en función de una producción compartida: en caso de que no estén habituados a hacerlo, será necesario realizar experiencias previas y organizar la participación de los alumnos dentro de cada grupo. Finalmente, los estudiantes deberán contar con pautas precisas acerca de cómo comunicar por escrito y con claridad las ideas elaboradas en conjunto, y cómo presentar el trabajo.
Los docentes primero
Las nuevas tecnologías deberán ser utilizadas de manera prudente y selectiva para que constituyan una contribución auténtica que mejore las prácticas de la enseñanza y promueva aprendizajes genuinos. Para utilizar las nuevas tecnologías en el desarrollo de investigaciones escolares, así como para explorar territorios desconocidos, es necesaria la mirada alerta y la orientación oportuna del baqueano; en este caso, el docente, que conoce el lugar y que sabe por qué quiere que el grupo que conduce llegue a destino por un sendero determinado.
Chris Bigun y Jane Kenway presentan al respecto una idea que califican como contraintuitiva: que los docentes conozcan las cuestiones referidas al uso y aprovechamiento de las nuevas tecnologías antes que los estudiantes, aun cuando a menudo se tenga la percepción extendida de que las necesidades de los estudiantes son las únicas verdaderamente urgentes.
La búsqueda de nuevas formas de acceso, representación y comunicación de conocimientos a través de las nuevas tecnologías debería regirse por el siguiente principio: los docentes están primero para poder diseñar proyectos genuinamente educativos en lugar de construir utopías tecnológicas.
Como dicen las azafatas en los aviones: "Si falta oxígeno, póngase el adulto primero la máscara y luego atienda al niño". No hay otra manera de afrontar el futuro desarrollo tecnológico si no es tomando conciencia de que en cada institución educativa alguien tiene que asumir el liderazgo y declarar que estos temas son prioritarios. El temor a aprender o la vergüenza a declararse en estado de ignorancia sólo habrán de dejar a nuestras escuelas y a nuestras manos cubiertas por un manto de polvo de tiza, mientras las manos de los niños y de los adolescentes quedarán fuera del alcance de teclados y pantallas que les permitan conseguir un mejor futuro para ellos y para los demás.