jueves, 29 de octubre de 2009

Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información. Dr. Diego levis, Bs As, Marzo de 2004

Tras declarar el “deseo y compromiso comunes de construir una sociedad de la información centrada en la persona, incluyente y orientada al desarrollo, en la que todos puedan crear, consultar, utilizar y compartir la información y el conocimiento”, manifiestan que el “desafío es encauzar el potencial de la tecnología de la información y el comunicación para (…), erradicar la extrema pobreza y el hambre, lograr una educación primaria universal, promover la igualdad de género y la habilitación de las mujeres, reducir la mortalidad infantil, mejorar la salud materna, combatir el VIH/SIDA, el paludismo y otras enfermedades, garantizar la sustentabilidad ambiental y forjar alianzas mundiales a favor del desarrollo para lograr un mundo más pacífico, justo y prospero” y expresan su convicción de que el progreso de las TIC “brinda oportunidades si precedentes para alcanzar los niveles más elevados de desarrollo”.

Primeros antecedentes.

Hace más de 50 años, Norbert Wiener, creador de la cibernética, anunciaba el advenimiento de una “sociedad de la información” cuya base organizativa, imaginaba, era la circulación sin trabas de la información. Peor Wiener advierte limitaciones en este nuevo modelo de sociedad: desigualdades de acceso a la información y su transformación en mercancía.
A comienzos de la década de 1970, grandes avances en el campo de las telecomunicaciones y la informática permitieron un incremento muy importante en la velocidad y la capacidad de procesamiento y transmisión de información, además en un significativo descenso de los costos económicos de equipos y operaciones.
Algunos autores comenzaban a hablar del paso de una economía basada en la producción de bienes a otra basada en los servicios y en el que la información, pronosticaban, será recurso principal y el motor de un sistema económico cada vez más global.
En este contexto algunos gobiernos de países económicamente más desarrollados comienzan a centrar su atención en las posibilidades de desarrollo económico que ofrece la informática, hasta entonces reservada casi exclusivamente a usos militares, científicos e institucionales.
El interés que existía en la época por analizar y evaluar las consecuencias sociales y económicas implícitas en la interrelación entre las telecomunicaciones y la informática da lugar a la redacción de informes y a numerosas reuniones organizadas por diferentes organismos internacionales.
En 1978 se da a conocer el informe Nora/Minc sobre La información de la sociedad. Los autores pronostican el desarrollo inmediato de “una informática de masas que invadirá toda la sociedad, como lo ha hecho la electricidad”.
El informe francés tuvo gran repercusión y la verdadera revolución informática, tiene su origen en ambientes contraculturales de las universidades californianas de Stanford y Berkeley a principios de la década de 1970. La computadora, comienza a aparecer como una herramienta de liberación y comunicación. Durante los años ochenta, algunos autores señalan que la influencia de las TIC sobre las condiciones y la organización de la vida cotidiana dependían, entre otras cosas, de los usos sociales, y no sólo de las innovaciones técnicas.

Tecno-culturas.

A lo largo de toda la década de 1980, se multiplican los estudios con cierta insistencia del proceso de convergencia entre la radiodifusión, las telecomunicaciones, la informática y la electrónica de consumo.
Los autores más optimistas presentaban la informática y las telecomunicaciones como un vehículo de progreso, democracia, cultura y libertad, que conduce a un aumento del tiempo libre y a una mejora de la calidad de vida: la llamada “cibercultura”. Los continuadores de la contracultura de los setenta, reivindican el carácter “libertario” de las redes y al igual que Wiener décadas antes, conciben la sociedad ideal como una sociedad en la que la información pueda circular sin ningún tipo de trabas. Una de las manifestaciones más conocidas de la cibercultura (y uno de sus orígenes) es la comunidad “hacker”.

Por la superautopista de Al Gore rumbo a la cumbre de Ginebra.

Bill Clinton y Al Gore en 1993 crearon un plan que imaginaba una red de información planetaria capaz de transmitir mensajes e imágenes a la velocidad de la luz desde la ciudad más grande a la aldea más pequeña. Para el cuál era indispensable construir una Infraestructura Global de Información, que reagrupará las redes de telecomunicaciones, las computadoras, los bancos de datos y la electrónica de consumo.
Casi contemporáneo al anuncio del plan, la Comisión de las Comunidades Europeas publica a finales de 1993 un Libro Blanco sobre Crecimiento, competitividad, empleo. Retos y pistas para entrar en siglo XXI. Afirma: “En la actualidad el mundo está asistiendo a una mutación cuyos efectos son comparables a los de la primera revolución industrial. Esta mutación se debe al desarrollo de las tecnologías de la información y la comunicación y afecta al conjunto de la organización social y a las relaciones.
A partir de la década de 1990, el rápido crecimiento del número de usuarios de Internet empezó a llamar la atención. Al cabo de poco tiempo, la red no comercial de tintes contraculturales empezó a tener fines básicamente mercantiles.
El Plan de Acción Europea 200. Una sociedad de la información para todos de junio de 200, sitúa entre sus objetivos principales estimular el uso de la red y facilitar el acceso rápido, barato y seguro de la misma.
Ese mismo años, apenas un mes después, tuvo lugar una cumbre del Grupo de los Ocho. El documento surgido de este encuentro con un motor de vital importancia para el crecimiento de la economía mundial.
Las TIC, añade el documento, representan una oportunidad extraordinaria para las economías emergentes y en desarrollo.
La celebración, en Ginebra, de la Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información (CMSI-WSIS) confirma: “Este proceso dinámico anuncia una cambio fundamental en todos los aspectos de nuestras vidas, incluyendo la difusión de los conocimientos, el comportamiento social, las prácticas económicas y empresariales, el compromiso político, los medios de comunicación, la educación y la salud, el ocio y el entretenimiento. Nos encontramos sin duda en medio de una gran revolución, tal vez la mayor que la humanidad haya experimentado.”

CMSI: ¿Cuáles sociedades de la información?

El informe Construir la sociedad europea de la información para todos, define la sociedad de la información como “aquella que actualmente se desarrolla, en la cual las tecnologías poco costosas de almacenaje y de transmisión de información y de datos son accesibles a todos. Esta está acompañada de innovaciones organizacionales, comerciales, sociales y jurídicas que cambiarán en profundidad la vida, tanto en el trabajo como en la sociedad en general”.
No es seguro que viviremos mejor por el sólo hecho de tener acceso a más imágines, más informaciones y más canales de comunicación.
Es probable que la misma heterogeneidad de los participantes de la Sociedad Civil haya dificultado la presentación de propuestas concretas capaces de impulsar acciones que faciliten el uso social y efectivo de las TIC para mejorar las condiciones de vida de las personas y el bienestar del conjunto de la sociedad.

Un camino por andar.

Cuando las palabras se repitan, se empieza a construir una visión cercana al mito.
Los documentos finales de la CMSI deja la falsa idea de que la solución a los desafíos a los que se enfrenta la humanidad pasa por eliminar la llamada brecha digital, como si esta fuera la causa y no consecuencia de la brecha económica y social que separa a los habitantes del mundo.

Sin lugar a dudas coincido con el autor en este último punto. Creen que lograr mejorar las comunicaciones y hacer que la información llegue a todos lados va a solucionar muchos problemas. Y sin embargo, está muy a la vista que este sólo aumenta la diferencia social, que esto sólo aleja más a la gente que no puede acceder a ella. Si bien facilitan muchas cosas, y eso no se puede negar, las TIC siguen siendo solo para unos pocos. Y la información que uno obtiene es nada más la que unos pocos quieren que sepamos.

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